miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dí mi nombre

Manzano - G. Klimt

Ésto era una vez, en un balcón, de madrugada,
una mujer que estaba enamorada y no podía dormir...



Quisiera defraudarte, amigo, sí.
Romper todas las imágenes que puedas tener de mí
para que entonces
ya
me puedas encontrar
toda tierna
toda blanca
toda yo
por fin.


Y como ya sé que el tiempo no es ilimitado
y que algún día moriremos,
no quiero irme sin haber acariciado tu cara
sin haberte besado despacio
sin que mis manos hayan vagabundeado por tu cuerpo
sin haber escuchado tu corazón.


Te abrazo
el tiempo no existe
ni el espacio


Te abrazo
con los ojos
con las piernas
con los brazos
pero sin atraparte, amor,
sólo con todo el presente.


Te miro
te veo
te reconozco,
yo sé que te reconozco.


Y tú me miras
me ves
me nombras,
qué gran respiro
qué descanso
cómo puede ser a la vez
tanto deseo y tanta paz.


Nos veo juntos
a la sombra de un gran manzano
que madura en torno a nosotros
y el aire,
todo el aire huele a manzanas
dulces, ácidas, crujientes.


Quiero defraudarte y luego
dí mi nombre, por favor.
Dí mi nombre.



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